Un revés en la vida
SOBRAN RAZONES
"Los motivos para consumir son múltiples, porque la vida te vaya
de una manera concreta"
TRATAMIENTOS
"Todos los terapeutas del centro son ex toxicómanos. Aquí
vienen y hemos venido a cuidarnos"
AGUJERO NEGRO
"El mismo agujero negro que siente un adicto a la cocaina lo siente quien
no sabe qué va a comer al día siguiente".
BARCELONA- Alcohólico, drogadicto, toxicómano... La asociación de ideas es automática: un vividor, una persona marginal y problemática. Pero estos términos nos costaría verlos unidos a una profesora universitaria o a un campeón olímpico. Son miles las causas que pueden llevar a alguien a consumir algún tipo de droga pero sólo una la que lo convierte en dependiente: los cambios neurológicos que la sustancia produce en el cerebro, cambios que se traducen en una enfermedad crónica reconocida por la Organización Mundial de la Salud y que tiene tratamiento.
Es la que sufrieron el campeón del mundo de Waterpolo Pedro García Aguado o la profesora titular de derecho mercantil Sol Bacharach. Los dos trataron su adicción en el centro Mare Nostrum, situado en La Garriga, Barcelona, del que ahora son terapeuta y directora. Quizás en eso resida el éxito de recuperación del 83 por ciento de los pacientes del centro, pues, a excepción del equipo médico, los que allí trabajan han pasado por este calvario.
Sol Bacharach comenzó a consumir benzodiazepinas, los conocidos ansiolíticos, que posteriormente mezcló con el alcohol para potenciar su efecto, hasta que se vio sumergida en una drogadicción. Al pasar por ello pudo entender lo que le ocurrió a su hermana, adicta y víctima de un accidente mortal a causa de las drogas. Entoces Sol y su familia no supieron dónde acudir y acusaban a su hermana de alcoholizarse porque quería. Seguramente por ello, Sol quiere remarcar que familiares y amigos "no deben culpar al drogadicto, deben ver eso como una enfermedad. Los cambios de carácter son a causa de ella y hay que pedir ayuda a un profesional".
El marido de Sol fue asesionado por ETA cuando ella ya sufría la adicción, aunque "no por eso empezó a consumir, los motivos para hacerlo son múltiples, no hay que justificar el consumo porque la vida te vaya de una manera concreta".
Pedro García Aguado era un joven de éxito, deportista y con muchos triunfos tras sus espaldas, como la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta. Ahora es terapeuta de Mare Nostrum, donde hizo el tratamiento de desintoxicación.
Todos los terapeutas son ex toxicómanos que han pasado por el centro y con formación universitaria en Psicología o el Máster de drogodependencia de la Universidad de Barcelona. Dirigen las cuatro horas de terapia al día a las que asisten a los ingresados. También realizan terapias con sus familiares y parejas e individualizadas. "Aquí vienen y hemos venido a cuidarnos", afirma uno de los terapeutas, Antonio Magán. "Somos enfermos, no hay que castigar a nadie por ello, igual que no hay que castigar a nadie por ello, igual que no se castiga a nadie por tener gripe".
Mare Nostrum está en el centro del pueblo, dentro de las instalaciones de un balneario de lujo y la sensación no es de castigo ni de encierro. Los pacientes tienen un horario muy pautado durante su ingreso de aproximadamente dos meses, en los que las horas de terapia se combinan con las de ocio, deporte y reflexión con el objetivo de que puedan vivir sin las drogas.
Después de esta primera fase de "cuidados intensivos", el paciente pasa "a planta". Durante los dos meses siguientes, y fuera del centro, se vive la fase de deshabituación, en la que el enfermo ya no está intoxicado pero se tiene que enfrentar a las situaciones que vivía antes, cuando consumía. Para ello realiza dos horas de terapia al día que se van dilatando progresivamente durante los siguientes cinco años en los que se tratan flecos que no se han podido trabajar del todo durante las primeras fases, como son la autoestima o los problemas emocionales.
El éxito del centro ha llevado a que su directora, Sol Bacharach, junto con el equipo Mare Nostrum, hayan decidido dar la misma oportunidad de recurerarse a presonas que sufren lo mismo, pero que no pueden hacer un tratamiento privado.
Por ello colaborarán tras el verano con el proyecto que va a iniciar el padre Angel, Mensajeros de la Paz, para formar al personal que con el tiempo se ocupará de los centros de recuperación de drogodependencias que va a impulsar. "El mismo agujero negro que siente quien no sabe qué va a comer al día siguiente", explica Sol, por lo que se creará la Escuela de Terapeutas en el que se enseñará el "método Mare Nostrum".