Cuando a un joven, se le diagnostica una drogodependencia con 18 años, podemos afirmar con toda seguridad que los consumos se iniciaron a edades muy tempranas.
Su estructura de personalidad se habrá desarrollado con muchas carencias, que le impiden adaptarse al entorno familiar, social y laboral que les rodea.
En Marenostrum , además de enseñarles a vivir sin drogas, nos ocupamos de recuperar y en algunos casos de habilitar por primera vez, dichas carencias a través de su participación en los distintos talleres que se desarrollan en nuestro centro. Talleres de habilidades sociales, de lectura, de control de impulsos, de expresión emocional...
En muchos casos, cuando su perfil así lo requiere y siempre con la aquiescencia de los padres, dichos pacientes continuaran el tratamiento viviendo con otros pacientes en nuestra casa terapéutica donde aprenden a desarrollar el sentido de la limpieza, del orden, la tolerancia, la convivencia etc.
Bajo la dirección de nuestra unidad de tutelaje, estos jóvenes pueden reiniciar los estudios que abandonaron, o empezar una formación profesional que les permita entrar en el mundo laboral.
En otras palabras, ofrecerles y enseñarles a utilizar una herramientas que les van a permitir construir un futuro prometedor.
